Soy muy bruta. Siempre he sido de las que creen que basta querer para poder. Pero esta vez no me ha funcionado. Me convencí a mí misma que tras el nacimiento de Sira podría encargarme de su crianza y continuar con el mismo ritmo e intensidad con que en mi vida llevaba la casa, el trabajo, el matrimonio, la familia, el blog, etc. Y ha tenido que darme un pampurrio de los gordos para aceptar después de seis meses de sobrecarga física y mental, que he perdido la batalla.
Así que me ha tocado parar y buscar un nuevo orden para mi vida. He decidido que quiero dejar de sentirme frustrada por no poder llegar a todo lo que espero, ni culpable cuando tanto trabajo me impide dedicarme a mi hija como se merece.
Si os cuento esto es sobre todo porque a partir de ahora me voy a dar el tiempo de disfrutar de esta nueva etapa de mi vida, lo cual me va a suponer dejar mi tienda aparcada por un tiempo indefinido, y que el ritmo de publicaciones en el blog pasará a ser del todo impredecible.
A veces simplemente hay que saber aflojar...
... Después de todo, creo que el motivo bien lo merece.
Y quiero dar públicas gracias a Isa por su cariño; por compartir en un ratito tan pequeño
(y tan casual y oportuno) un empuje tan grande; y por esto.
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